Karst

Uno de los factores más relevantes en el desarrollo de infraestructuras en terrenos carbonatados y salinos es la presencia de estructuras de disolución, como dolinas o cavidades. En este contexto es fundamental identificar aquellos sectores inestables que puedan afectar negativamente a la integridad y seguridad de la infraestructura, tanto en la fase de construcción como en su posterior vida útil.

Las estructuras de disolución pueden localizarse mediante técnicas geofísicas analizando distintos indicadores, como el contraste litológico entre el relleno de estructuras kársticas y el material circundante, las anomalías de densidad generadas por cavidades, o los efectos que puedan derivarse en la red de drenaje.

Las estructuras kársticas más difíciles de identificar en sustratos rocoso suelen ser las cavidades y algunos tipos de fracturas. Su localización requiere de la utilización de una técnica geofísica adecuada al tamaño y profundidad a la que se encuentran este tipo de elementos. La microgravimetría es uno de los métodos más versátiles en el estudio de karsts, sin embargo requiere de bastante tiempo y una alta especialización.

En la imagen superior se muestra el resultado de un estudio de conductividad eléctrica (mapa realizado con el equipo electromagnético EM-31), cuyo objetivo fue detectar la posible presencia de estructuras kársticas en una zona donde se proyectó la construcción de viviendas. El mapa de conductividad eléctrica muestra una banda de alta conductividad que se interpretó como un cambio litológico o un incremento en el espesor de los recubrimientos superficiales.

Complementariamente al método electromagnético, y con el objetivo de valorar la estructura del terreno en profundidad, se realizaron varios perfiles de sísmica de refracción y de tomografía eléctrica. Los resultados de ambas técnicas relacionaron la banda conductiva con un incremento en el espesor de los recubrimientos superficiales.

Posteriormente, una campaña de sondeos permitió establecer que el cambio de espesor  de los recubrimientos estaba relacionado con los procesos de erosión kársticos desarrollados en la zona.

En la imagen superior se muestra otro ejemplo en el que se combinaron las técnicas de tomografía eléctrica y microgravimetría para analizar el futuro trazado de una carretera. El objetivo del estudio fue caracterizar en profundidad varias estructuras kársticas con expresión en superficie. En este caso hubo una buena correspondencia entre los resultados de ambas técnicas geofísicas, que permitieron delimitar la presencia de material de relleno arcilloso (de baja densidad y resistividad) frente a un sustrato calizo.