Sísmica crosshole

Los métodos sísmicos crosshole se utilizan para obtener información detallada sobre las propiedades y la estructura del terreno entre sondeos. Permiten obtener un modelo continuo del subsuelo, lo que facilita una mejor caracterización del mismo y una reducción del número de sondeos de investigación (con la consecuente minimización de costes) Los métodos sísmicos de pozo se dividen en dos categorías denominadas sísmica crosshole y tomografía sísmica crosshole.

La sísmica crosshole conlleva el análisis del tiempo que tardar en propagarse una onda sísmica entre dos sondeos para una profundidad determinada. Este estudio se lleva a cabo a lo largo de toda la longitud de los pozos para calcular la velocidad de la señal sísmica con la profundidad. Mediante el análisis conjunto de la velocidad de las ondas compresionales (P) y de cizalla (S) es posible cuantificar los parámetros elásticos del terreno,  como el coeficiente de Poisson. Si además se dispone de una estimación de la densidad del terreno es posible calcular los módulos de Young, de cizalla y de compresibilidad.

La tomografía sísmica crosshole conlleva la generación de una señal sísmica en un pozo y su registro en una línea de receptores dispuestos en otro sondeo contiguo. Por norma general la señal sísmica se genera a distintas profundidades, consiguiendo de este modo una gran cobertura de datos entre los sondeos. A partir de esta información, y mediante un proceso de inversión tomográfico, es posible calcular un modelo de velocidad sísmica de alta resolución donde caracterizar estructuras geológicas, o identificar cavidades y grandes zonas de fracturación.

Objetivos típicos:

Riesgos geológicos
Módulos elásticos
Zonas fracturadas
Cavidades/excavaciones/labores mineras
Características del sustrato rocoso

Beneficios de la sísmica de pozo:

Alto ratio beneficio/coste
Creación de imágenes entre sondeos
Alta productividad
Respetuosa con el medio ambiente

La sísmica de pozo crosshole es una herramienta fundamental en el cálculo de los módulos elásticos dinámicos del terreno. Para cuantificar alguno de estos módulos es necesario conocer la densidad, que puede medirse directamente en campo o en laboratorio, o estimarse para cada una de las litologías del terreno (ver figura a en imagen superior). La tomografía sísmica crosshole es una técnica encaminada a obtener un modelo de velocidad sísmica entre dos pozos con el que caracterizar el estado del terreno. Una de las aplicaciones más comunes es la identificación de cavidades, estructuras de disolución, zonas de fractura y sectores afectados por labores mineras, que se caracterizan por anomalías de baja velocidad (ver figura b).