Las técnicas electromagnéticas (EM) ofrecen información sobre la conductividad del terreno. Estas conllevan la generación de un campo electromagnético en la superficie del terreno y la medición de la consecuente respuesta del terreno en forma de un campo electromagnético secundario. El equipamiento específico para este tipo de ensayos consiste en una bobina transmisora (para generar un campo EM primario) y una bobina receptora (para medir el campo EM secundario). Factores como la amplitud y el desfase del campo secundario se analizan para realizar una estimación de la conductividad eléctrica y de la componente de fase de la señal (indicadora de elementos metálicos).
Los equipos electromagnéticos de registro pueden desplazarse manualmente o ser remolcados por un vehículo. Las mediciones se realizan normalmente en una malla regular predefinida, o a lo largo de una o varias líneas. En ambos casos su posición se controla mediante un sistema GPS diferencial.
La selección del equipo de registro (EM-38 / EM-31 / GEM-2) se fundamenta principalmente en la profundidad de investigación establecida para cada proyecto. En la mayor parte de nuestros estudios utilizamos el equipo EM-31, debido a su mayor grado de profundización, y a su capacidad para registrar simultáneamente distintas frecuencias (lo que permite obtener información a diferentes niveles de profundidad). Al finalizar cada estudio los datos se descargan en un ordenador para realizar diversas correcciones (instrumentales, diurnas y de posicionamiento), así como para eliminar cualquier dato de baja calidad.
El resultado de los estudios electromagnéticos suelen ser mapas en los que se representa mediante una gama de colores el valor de la conductividad y la componente de fase (respuesta de elementos metálicos). En términos generales, un incremento relativo en la conductividad normalmente indica un aumento local en el contenido de arcillas, o en el contenido en humedad del terreno. Sin embargo, un cambio en la respuesta de la componente de fase suele relacionarse a la influencia de objetos metálicos enterrados.